sábado, 5 de noviembre de 2011

Tiempos de nostalgia

Rosa María Montero ve a cada rato su celular como si buscara algo. Sabe que no hay nada. La hora es lo que menos le interesa. Es la necesidad de saber de alguien a quien no conoce, o que sepan de ella, aunque nadie sabe quién es. Quiere decirle a su amigo Arturo Olivo que está en casa de su abuela, Doña María Morales, una mujer emblemática y activa, morena y gorda, pero ¿para qué? Él no vendría, y si viene no harían nada. Aquí no hay mucho que hacer. Dar una vuelta por los huertos, visitar ese charco seco que alguna vez fue una piscina de peces dorados, coger aguacates cuando es temporada, o nueces cuando han decido caer. Pero precisamente hoy, hay mucho menos que hacer. Además las nubes grises enfrían el ambiente y solo llaman a quedarse acostado por un largo rato, en esa cama dura y helada.

Se ha quedado sola por ahora, su madre, Rosaura Llerena, gestiona las cosas para su nueva casa y busca gente y busca cosas por todo lado. No sabe dónde está la abuela, buscando qué cocinar supone, porque todas las mujeres criadas en esta casa, pasan todo el tiempo preocupadas por la alimentación de todos.

Teresa Llerena, su tía, la menor de todas y la única soltera, parece que siempre está haciendo algo. Camina por debajo de los árboles de higo, luego por la poza seca, luego bajo los árboles de guaytambo. Pasa y pasa, y luego se pierde por horas. Todo el mundo se pregunta cuándo se casará, tiene 45, pero nunca se le conoció ningún novio. Esa maldita presión de ser una mujer digna la ha llevado hasta donde está. Sale con un alemán; un tipo que la visita de vez en cuando. Pero ella prefiere morir seca y digna.

El tiempo pasa lento y frío, las hojas de los árboles apenas se mueven; todo es quietud y silencio, parecería una casa tomada, si no fuera por aquella vieja radio que emite su melodía como queriendo ser aplacada por el pasado, por sus tiempos mejores. Un bolero suena, acompañado por la llovizna de los parlantes.

Rosa María Montero tiene ganas de levantarse pero solo se le ocurre ir por otra manta. Y se le va el tiempo, pensando y recordando su corta juventud llena de alcohol, drogas y sexo. Como aquella noche en la que había bebido demasiado como para darse cuenta que era su amigo con quien se encontraba teniendo sexo salvaje. Había empezado con un par de cervezas entre ella y sus amigos, y lo encontró a él, en otra mesa. Luego se acercaRON y hablaRON, bebieRON y se besaRON y se bebieRON.

Cansada de estar sin hacer nada, se levantó y decidió explorar el ático de la casa. Se encontró con un montón de polvo y hojas envejecidas en el piso, y unas cuantas fundas grandes llenas de papeles, cuadernos y libros. Eran los que Rosaura Llerena, y sus hermanas utilizaron en la escuela y colegio. Rosaura con su vigorosidad le ayudó a bajar una gran funda que se desplomó. Lo arrastraron y empezaron a sacar cosa por cosa, cuadernos amarillentos, recortes de periódicos cuyo tema central eran las elecciones de 1979 donde Roldós ganó la presidencia de la República, cuadernos de dibujo con trazos hechos por niños, boletines de calificaciones, y dos fotos. – Esto está para recordar y llorar – dijo Rosaura Llerena. Casi dos horas les llevó recordar y desechar lo que ya no serviría y quemar sus recuerdos. Ya no hacía tanto frío. Era cuestión de moverse.

Ese día, Rosaura Llerena decidió hacer humas como lo había hecho tantas veces años atrás, mientras la abuela hacía el almuerzo. Le tomó más tiempo que de costumbre, el molino estaba viejo y enmohecido. Mientras preparaban todo hablaban de la foto encontrada, el matrimonio del hermano mayor Gabriel Llerena; en la foto aparecía el flamante novio del brazo de la encantadora novia, la elegida Vilma Rodríguez. En aquella época Gabriel Llerena era uno de los jóvenes más cotizados, por ser guapo y educado. Se habían enamorado de él varias muchachas del pueblo entre ellas la “mona” Laura, una guapa joven venida de la región costanera. Gabriel Llerena que andaba en sus andanzas de joven conquistador, la había conocido en una de las fiestas de quincenario del pueblo en el año 1972. Se había enamorado de sus grandes ojos negros y su encanto a la hora de manejarse en sociedad. Tenía las intenciones de hacer su hogar con aquella mujer de sonrisa seductora y que siempre andaba rodeada de amigas menos agraciadas que ella. El día en que fue a pedir su mano en matrimonio, sus tíos que eran los apoderados dijeron que no podían acceder sin el consentimiento de sus padres; la “mona” Laura lloró inconteniblemente esa noche, sabía la razón, sus padres jamás permitirían que se case con un serrano. Por supuesto Gabriel Llerena no conocía de este impedimento y se pasó festejando con sus primos y amigos más cercanos, bebieron toda la noche, pero al siguiente día, supo que la “mona” Laura se había ido, y nunca más regresó. A Gabriel Llerena no le quedo sino enterrar su recuerdo de amor perdido y rehacer su vida con una de las muchachas que había sido su amor de recreo en el colegio. Se casaron al siguiente año de la huída de la “mona” Laura. La vida para Vilma Rodríguez no fue fácil. La noticia de la llegada de un niño a la familia fue la más alegre. Seis meses después, la depresión la hundiría en sí misma; un aborto involuntario la sumió en la peor de las desdichas. No pudo recuperarse de aquel golpe sino hasta después de dos años, cuando quedó embarazada de una niña. Tan pronto como se dieron cuenta tenían tres hermosas niñas corriendo por los pasillos de la casa que había construido.

Un día de mucha lluvia y vientos marcaría para siempre su vida. Habían venido sus primos de la ciudad a visitarlas. Jugaron toda la tarde, se reían, peleaban, volvían a abrazarse. La lluvia empezó a caer y ellos jugaban felices, saltando sobre charcos. Vilma Rodríguez los observaba desde el interior de la cocina donde prepara chocolate para los pequeños. Les había gritado que ingresaran pero su júbilo no les permitió escuchar. Los granizos empezaron a caer y ellos aun más felices jugaban. Comía las bolitas blancas, se las lanzaban entre sí sin intensión de causarse ningún daño. Cuando el granizo se volvió más espeso subieron corriendo a la segunda planta a resguardarse y coger sus abrigos. Aun se reían. Una gran tormenta se avecinó y el granizo pasó de ser un juego divertido a una tempestad mortal. El viento soplaba con más fuerza y la lluvia y el granizo empezaron a aflojar la tierra. Del lado este de la casa un pedazo de montaña se desprendió cargando consigo lo que encontraba a su paso, piedras, árboles, casas. Habían pasado veinte minutos cuando se dieron cuenta de que dos de las niñas no estaban junto con los otros niños. Vilma Rodríguez desesperada y sin pensar en su bienestar se lanzó a medio patio a buscar a sus hijas. Encontró a una y corrió a su encuentro. La menor, quien había estado en su dormitorio se dio cuenta de lo sucedido y corrió tras su madre, pero nadie se percató de eso. Vilma Rodríguez salvó a la que había visto, la cogió del brazo y las dos fueron arrastradas por el aluvión, cientos de metros abajo, envueltas en lodo y golpeadas por piedras; se detuvieron por fin atrapadas entre unos árboles de guaytambo. Cuando la tormenta se detuvo, se vieron unos rayos de sol y un gran silencio apareció. La casa quedó devastada, sin paredes, y los dormitorios llenos de lodo, palos y piedras. Ni un vestigio de lo que había sido antes. Toda la gente del pueblo se había aglomerado a observar lo sucedido y a ayudar a recuperar las pocas cosas que habían quedado. Los hombres, emprendieron la búsqueda de la madre y la hija; las encontraron al cabo de una hora, desnudas, heridas y devastadas. A la menor, no la encontraron. Días después de que el cuerpo de auxilios acudió, hallaron su cuerpecito enlodado, inerte, con golpes por todo lado y heridas profundas. Gabriel Llerena y Vilma Rodríguez consumidos por el dolor, nunca más pudieron regresar a ver al que había sido su hogar por varios años.

Rosaura Llerena, recuerda con tristeza toda esa época, pero quiere dejar de evocar el pasado, es imposible. Cada cosa tiene sabor a pasado. El olor del choclo molido, el sonido del molino, del viento entre las hojas de los árboles que la cubren, de los pájaros, los sigilosos pasos de Doña María Morales; todo le recuerda su niñez, cuando era ella misma la que correteaba con sus hermanas por el patio y por la cocina; la que jugaba bajo el faldón de Doña María Morales interrumpiendo sus labores diarias de esposa y madre de 7 pollitos. Siempre había algo que hacer; en tiempos de cosecha, no necesitaba contratar a mucha gente para cosechar las frutas que rebosan en los árboles y que se podrían en el piso por la abundancia, tanto era así que debían desechar grandes cantidades de fruta pasada para los puercos.

Cuando Doña María Morales se casó apenas había cumplido los 17 años. Para la época si una chica se quedaba soltera pasados los 22 quedaba para vestir santos; Don Ángel Llerena, un hombre blanco y de buena postura, la había visto en una de las tantas fiestas del pueblo y se enamoró de ella, y pidió a su madre, Doña Obdulia Muñoz la mano de su hija en matrimonio; a ella no le importó que él tuviera 42 años y arregló su matrimonio, pero no perdió oportunidad para casar a sus dos hijas de una vez; así que hubo boda doble, su hermana mayor Clotilde Morales se casó con el sobrino de Don Ángel Llerena, Víctor Villafuerte, un hombrecito de mediana estatura y de voz chillona. Para Doña María Morales, los primeros meses fueron un infierno, pero siempre le había escuchado decir a su madre que el amor está en la cabeza, que uno se enamora de quién elige, que no se preocupara por eso, que vería que al cabo de unos cuantos años ella estaría perdidamente enamorada de él. Y así fue efectivamente. El primer hijo que tuvieron, le causó una terrible depresión, y ella no quería saber nada de él, así que Doña Obdulia, se hizo cargo de él hasta el final de sus días.

martes, 11 de octubre de 2011

Laughing School


Se volteó y llamó a su amiga con la mano derecha. Cuando llegó a donde ella estaba, las dos empezaron a correr con sus mochilas en la espalda. Corrieron siete metros y se reían; volvieron a correr, seis metros ésta vez y se querían.

Ese día, como la mayoría de veces, yo pasaba por su escuela exactamente a la hora que ellos salían. Los observo, veo sus aulas, cómo sus padres los retan, cómo otros caminan solos y los que se van en transporte estudiantil. Observo cómo actúan con los demás y cómo se comportan.

A veces, trato de pasar por la escuela antes que ellos salgan de clases. Es todo silencio. Ésta es sin duda la escuela más silenciosa que haya conocido jamás. Apenas se puede ver a un par de niños "conversando". No los quiero ver, porque los veo con morbo, y me siento espectadora queriendo sentir su mundo.

Recuerdo cuando estaba en el colegio, unas compañeras solían reírse a carcajadas por todo, lo cual llegaba a ser molesto a cualquiera. Un día, nuestra profesora, logró que nunca más sucediera; les dijo: "La risa es el lenguaje del mudo"

Seguro para los mudos es más fácil aprender: leen. Por mucho hablar a veces olvido que los demás tienen algo que decir. A veces olvido que otros escriben.

Y pienso que siempre serán niños y que nunca querrán amar.

C.
11/Oct/2011

sábado, 10 de septiembre de 2011

Homogéneo

Y lo encontré.
Su olor.
Sus manos, tan mías...

(Los 600 días de interminable incertidumbre llegan a su fin. Te devuelvo la sangre. Quédate con mi vestido rojo.)

La burbuja está llena de mariposas. Son todas tuyas, y míos tus labios.

Tú, mi naturaleza.


C.
10/Sep/2011


domingo, 31 de julio de 2011

Electro Atari Music

Después de tanto dar vueltas y cansada de ver que Ambato se hunde en la incultura de los shows discotequeros cada fin de semana. Buscando una alternativa a esta fábrica de bostezos y que tanta gente pide a gritos, se me ocurrió que podía armar un concierto, más bien una fiesta-concierto con bandas electrónicas de Quito, ésto llama mucho la atención, puesto que son bandas haciendo su música, no mezclando música ya creada por otros djs. Lo más interesante es que estas bandas experimentan con varios género electrónicos, incluído 8bits. Muchos se preguntarán qué es 8bits, pues simple, la música que suena en los video juegos, de ahí el nombre del concierto Electro Atari.

Las bandas invitadas en esta ocasión son:

F415 - Pablo y César, haciendo música electrónica alternativa y con efectos en sus voces, brindan un show único, con un sonido impresionante que pone a todos a bailar. Tienen varios años de trayectoria, y han participado en festivales y conciertos al rededor del país. Cabe destacar su participación en el QuitoFest.

NIÑOS FUTURO - Fidel Fidel y Vera Vera, nos recuerdan a Crystal Castles, muy parecidos en su apariencia y su estilo musical. Se destacan en el género 8bits. Su participación en el V Festival San Pedro Musik Camp les ha dado mayor reconocimiento.

PLUG IN - Maggie, Christian y Alberto, no se cierran a un solo género electrónico. Más bien destaca la mezcla de todo lo que encierra la electrónica (drum&bass, 8bits, ) Maggie le da un toque muy especial con su voz a su presentación. También incluye efectos en sus voces. Se manejan a través de la experimentación de sonidos, secuencias, beats y samplers. Han compartido escenario con varios djs reconocidos de la capital.

Y claro, no podía faltar el dj que pone a bailar a la gente con música que se escucha en las mejores raves de Europa:

MINIMATICO un dj reconocido a nivel local haciendo una back to back con Sebas Herrera.

Les esperamos el 20 de agosto en el Bar Resto "El Bosque", en la terraza. Montalvo, entre Bolívar y Rocafuerte.

Este evento se considera IMPERDIBLE//

martes, 26 de julio de 2011

el anastesista

Ha pasado más de un mes y no he escrito nada.

Conocí a un chico cuyo único vicio es el BDSM (bondage, dominación, sadismo, masoquismo). Al principio pensé que era normal, que se drogaba como todos, y que bebía como todos, y resulta que no hace ninguna de esas cosas. Y me pongo a pensar si la anormal aquí soy yo.

Cualquier chica pediría un chico que no tenga vicios, y yo pido uno que no sea tan bueno. No es que quiera pasar el resto de mi vida con un alcohólico (eso me daría mucho asco), pero tampoco me gustaría embriagarme sola y que él me tenga asco.

Veo en la calle todo tipo de hombres, y los analizo a todos ellos. Siempre estoy observando cómo se visten, cómo actúan, cuál es su actitud o reacción ante tal circunstancia, sus acciones, y entre todos los que he observado he visto quienes solo tienen una imagen, a los inseguros, a los que tienen el ego ajeno, a los que están casados, a los que desesperadamente buscan atención, a los que ya se rindieron, a los que se hacen los "capos" y a los que se venderían por unos dólares (lameculos).

De lo que estoy completamente segura es que nunca estaría con alguien que lanza escupitajos a la calle. ¿Qué le pasa a este tipo de hombre? Seguro piensa que se ve más varonil, más sexi, pero lo único que causa en mí es repugnancia.

Creo que no tengo nada más que decir.

C.
26/Julio/2011

viernes, 10 de junio de 2011

A perfect day

Shhh...

Empezó a llover.
Escucha.

Escucha las gotas.

Caen suavecitas, disparejas.
El viento se las lleva, apenas se las siente.

Se escucha que pasa un camión.
Las gotas caen en grupo, a veces solas.

¿Si escuchas?



martes, 24 de mayo de 2011

Mi fin del mundo

El domingo por la noche me enteré de que el mundo anunciaba su fin, y que sería la madrugada anterior, el sábado a las 2 de la mañana. Pobre de mi me dije.

¿Dónde estuve todo ese tiempo en que hubieron peleas en un noticiero entre una bailarina profesional (haciendo las veces de comunicadora) y un médico, que fuera de su consultorio cuelga un letrero con todas las patologías que cura (haciendo las veces de entrevistado e incitador a reacciones insultantes)? ¿Dónde estuve todo este tiempo en que un director de cine que pudo ser aclamado por su grandioso trabajo en Cannes fue considerado persona non grata por autodefinirse como nazi? Cuando hubieron elecciones en España, y al fin un multimillonario, cabecilla de un grupo religioso predijo el fin del mundo, ¿dónde estuve? Y digo yo, presenciando mi propia caída, mi propio fin del mundo. Del mío.

A lo mejor, el fin anunciado no significaba que el mundo se destruyera físicamente. Muchos se preguntaron si el volcán Tungurahua erupcionaría, y se asomaron a sus ventanas a las 2 de la mañana a ver si algó pasó. Nada.

Y no es que esté defendiendo los presagios de una secta de éstas religiosas, puesto que me considero agnóstica, pero la teoría que yo defiendo, es que todos de algún modo experimentamos el fin de algo. De una etapa en nuestra vida, de una transición en nuestro pensamiento, un metamorfosis interna, una evolución o una mutación, un adiós a algo que no queríamos que nos molestara más. Algo, dentro de cada persona. Nuestro propio mundo.

No se lo he preguntado a nadie, asi que quedará en teoría evidentemente.

Asi, habrá que esperar la nueva fecha anunciado por el profeta (verdadero o falso), el 21 de octubre del presente, o la oficial fecha del acabose, 2012.

Por lo que respecta a mí, no se acabó el mundo precisamente, pero se me vino encima.

Arrivederci!

C.
24/May/2011

sábado, 21 de mayo de 2011

Nunca antes nadie lloró tan amargamente

Nunca antes nadie lloró tan amargamente.

-¿Y ahora a quién le hechas la culpa?
- A mi padre. Aguarda! nadie tiene la culpa. He decidido hechársela a mi propia existencia.

Después de cinco horas y cuarenta y dos minutos, no podía ver por la hinchazón de sus ojos. Vomitó por el amargo sabor de su llanto. Se asfixió con su propio aliento. Se ahogó en sus lágrimas (literalmente)

Ya nadie podía quererla después de haberse acostado con tantos hombres.

Se había convertido en lo que toda su vida pensó que pasaría.

Quería perderse en él. Y así lo hizo.

C.
21/Mayo/2011

Tu misoginia duró 3 horas

"Te quedas dormida con mi libro entre tus manos... te observo y no creo que estés leyendo esas obsenidades"

Hora y media en trolebus y hora y media de regreso a mi ciudad duró tu misoginia.
Aquellos escupitajos en papel.

Mi corazón está destrozado.

Jhonny Baldeón hace un mal pase.

Mis pestañas no cumplen su cometido, tengo más polvo en los ojos que noche de narices frías.

Las náuseas no desaparecen. Me he perdido.

C.
21/May/2011

martes, 17 de mayo de 2011

Me brindo a otros para disimular que te pertenezco

Me masturbo para engañar a las hormonas,
me brindo a otros para disimular que te pertenezco.

-Gabriela Funnel



Mientras parto este tomate, y veo como salen sus jugos, me imagino que causo el mismo efecto en ti, cuando te digo que me he acostado con tu mejor amigo.

Aquel escritor, rosado, que vive en la capital y quiere comerme con papas, pensará que soy una puta como la musa que inspiró su gran obra.

Y no es el fin de esta seudo relación. Me hace sentir viva. Alborotas mis hormonas, y eso es más que cualquier cosa que estos perdedorcitos pueden hacerme sentir.

Quiero estar contigo.

C.
17/May/2011

domingo, 15 de mayo de 2011

Oso

Se acerca y se pone a bailar conmigo. Yo lo ignoro y sigo bailando.

- Estás guapa
- (sonrisa, seriedad)
- Quiero estar contigo.
- Pero no tenemos nada en común. Ni siquiera te gusta la electrónica
- Si me gusta (y sigue bailando)
- No te gusta
- Si me gusta (y baila más efusivamente)
- Si te gustase, sabrías que no se baila en pareja.
- Do'h!

(Al amigo de mi padre)

C.

lunes, 18 de abril de 2011

mini-crónica de una muerte anunciada


-El viejo de esa casucha ha muerto- fue lo primero que me dijo mi madre apenas llegué del gimnasio. Me quedé estupefacta. Lo único que quería saber en ese momento era si había muerto como yo lo imaginé y describí en algún cuento olvidado. Lo encontraron boca abajo en su cama, un cigarrillo sin encender en un pequeño velador junto a su vieja cama. Lo segundo que hice fue preguntar a qué hora habían recogido el cadáver. Había sido una media hora antes de que yo llegara. Tomé mi cámara fotográfica y sin precaución me dirigí a su ya abandonada morada. Era la primera vez que iba a entrar a su cuarto. Una única pared de bloques, el resto de madera y forradas con cartón. Frente a la puerta, un colchón que se sobrepasaba el diámetro de la cama, una cobija apenas, dos almohadas y un vaso de aluminio. Dos gorras colgaban de una esquina de su cama. Al lado derecho de la cama, un pequeño velador de madera, roto, sobre él un cigarrillo sin prender, junto a un montoncito de ceniza, un candado, un reloj, y una tapa de gaseosa. En un nivel inferior del velador, una pasta dental a medio uso, un cepillo de dientes muy usado, una peinilla café de bolsillo, 3 cucharas, dos cuchillos, uno de cubertería y el otro de cocina, 2 cajas de fósforos y la envoltura de dos finalín. De ese mismo lado, camisas, camisetas, buzos y pantalones colgaban en un improvisado tendedero, una cuerda que atravesaba la parte lateral del cuarto. Bajo un extremo de la cuerda, el espejo de algún auto, junto a un calendario. En esa misma esquina un tanque oxidado lleno de telas inservibles y herramientas de agricultura. Nada interesante.

Al principio tenía mucho miedo de entrar, yo soy muy miedosa, y aun si saber a qué le temo, pero era la única oportunidad que tenía. Según dijo mi madre, van a quemar esa casucha.

Aun no se sabe cuál fue el motivo exacto de su deceso. Aun no se sabe cuándo ocurrió. Acabo de enterarme de que tiene familia.

C.
18/Abril/2011

linked to http://nitromedula.blogspot.com/2010/02/murmullos-recurrentes.html

viernes, 25 de febrero de 2011

Cereza

En diez años no te di ni un beso,
y en una noche te di más que eso.

C.
25/Feb/2011

viernes, 18 de febrero de 2011

Murmullos Recurrentes (english version)


I had always felt a strange fascination with the sparing and frugal behavior of that old man. I was mesmerized with his parsimonious step and the elongated shape of his body.

After parties, I usually walk alone down the alley leading to my house, and whenever I passed in front of the old man hut I felt a shiver through my body. I felt some fear. Sometimes I had to quicken my steps to avoid listening to the gurgles and murmurs that he issued due to his drunken state. Surely cheap liquor I thought. I had the impression that he knew the exact hour I came, even though it was never the same.

Sometimes I used to stare at him from upstairs. On the day he left opened the door of his hovel and I strongly tried to see what there was inside. Throughout my life I could only see a small cot. He lived alone of course. I liked to imagine that his drunkenness could cause him attacks of delirium tremens and write stories of suspense, as Edgar Allan Poe. I'm sure he didn’t.

One night, while returning from one of many meetings with my friends that went through conversations, music from the 80s and a few beers, I heard a screaming and felt more panic than usual. - Must be more drunk than I am, I thought. I ran to my house. I felt his screams stronger and closer each time. I could not open the door due to the desperation I felt. I did not want to see back. I was really scared, shaking. Once I was inside my house I was relieved.

Five days later, neighbors began to complain about the stench that was perceived in the environment which came from the old shack. It is rare, this time all they care. The old man had died for poisoning they said.

There's something I have not told anyone. Every night, when I walk alone to my house, I can still hear his whispers. I just quicken my steps.

C.

lunes, 14 de febrero de 2011

Principio de mediocridad


A propósito de San Valentín me puse a ver mi vida en un segundo, como cuando la ven las personas que están a punto de morir, y me vi, ahí, tratando de conquistar el mundo, y sola. Qué linda cochinada.

Cuántos cuerpos, cuántas camas y en ninguna he sentido eso que todo el mundo dice haber sentido y estar satisfechos de haberlo hecho. Me dan pena, como viven engañados con esa falsa satisfacción.

Por lo que a mi respecta, me cuesta llegar al orgasmo y me da muchas ganas de hecharle la culpa a todos esos inéptos inúteles que lo único que quieren es escuchar un orgasmo fingido para no sentirse con la virilidad herida; pero tengo que admitirlo, lo que yo tengo no depende en absoluto de lo físico, y no importa cuánto se esfuercen. Va mucho más allá.

Y después viene el sentimiento de culpa, al darme cuenta de que no he amado a nadie en toda mi vida (y ser amada a la vez), y que todos mis polvos se han estado desperdiciando; y me siento sucia; y me siento vacía cada vez.

Y pienso, estoy en el lugar equivocado en el tiempo equivocado. Genial.

Por suerte, he aprendido que la tierra no es el centro de nada, y que no existe nada extrínsicamente especial acerca de la tierra, ni de la raza humana.

Así que por qué preocuparse por encontrar sentir esa corriente con alguien que no está en la misma frecuencia que uno.

Tan trivial todo esto.

C.
14/Feb/2011